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Debo confesarles algo, y lo hago desde lo más honesto de este oficio que tanto amo.
Tengo —o tenía— cierto temor. Esta es la primera vez que me atrevo, con el corazón en la mano, a escribir de manera directa sobre una compañía que no se me sale de la cabeza.
No por simple admiración, sino por lo que representa: Apple es el ejemplo vivo de cómo se puede salir del fondo y volver a surgir, con visión, diseño y carácter.
Sueño con algún día poder estar allí, en el Apple Park, aunque hoy lo vea como algo lejano, casi imposible. Pero como todo en esta vida, si no se sueña, no se construye.
Y es desde ese respeto profundo, y no desde la idolatría, escribo esto. Porque incluso cuando uno admira, también debe ser capaz de exigir. Porque solo siendo honestos podemos impulsar a los grandes a seguir siéndolo.
Antes de irnos con lo que no me convence y con lo que me gusta de iOS 26, quiero dejar algo bien claro: este sistema operativo tiene muchas cosas que aplaudir. Desde que lo presentaron en la WWDC 2025, Apple mostró que está escuchando (por fin) a los usuarios, y lo que han implementado hasta ahora en la beta, va en la dirección correcta.
Mi intención con este análisis no es destruir, ni criticar por criticar, sino reconocer todo lo que sí están haciendo bien. iOS 26 tiene mejoras reales en cámara, control del sistema, personalización y en funciones que antes parecían imposibles en un iPhone y eso se valora.
Pero también creo que una empresa que se vende como la número uno del mundo, la más valiosa, la más innovadora, tiene la responsabilidad de hacerse autocrítica y no conformarse con llegar tarde, aunque llegue bien. No basta con pulir lo que otros hicieron antes: hay que liderar de verdad.
Así que sí, iOS 26 va bien. Pero si Apple quiere seguir siendo el referente, necesita demostrarlo más allá del marketing. Porque ser el primero no solo es cuestión de nombre… también es cuestión de actitud.
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Lo de Apple con iOS 26 es… cómo decirlo sin sonar ofensivo… ¿Un intento tímido de copiar a Android? ¿Un “mejor tarde que nunca”? Porque, seamos honestos, muchas de las funciones que ahora nos venden como “innovadoras” ya llevan años disponibles en teléfonos Android de gama media o incluso de entrada. Y no lo digo por molestar: lo digo porque ya era hora de que en Cupertino mirarán hacia los lados.
Ahora, no me malinterpretes: Apple lo hace bien. Cuando copia, lo hace con estilo, con fluidez, con ese toque premium que enamora a su comunidad. Pero eso no le quita lo tarde que llega a la fiesta. Por ejemplo la nueva forma de búsqueda presentada es realidad el circle to searh que ya tenemos en Android, lo que significa como ya lo he mencionado Apple se está acostumbrando a llegar de segundo en algo en que debería en teoría llegar a la par o de primero.
Mira, no todo brilla con iOS 26. Y uno de esos puntos flojos es el Liquid Glass, ese efecto visual nuevo que Apple se inventó para darle un toque más futurista al sistema… pero que, la verdad, confunde más de lo que ayuda.
El problema es que en zonas como el Centro de Control, donde ya teníamos íconos translúcidos, ahora todo es más transparente, más brillante, más “bonito”… pero menos claro. Se mezclan los botones con lo que hay de fondo y llega un punto en que no sabes qué estás viendo ni dónde tienes que tocar.
Es como si Apple se emocionara tanto con el efecto visual, que se olvidó de que esto también tiene que ser funcional. Ojo: seguramente en una próxima beta le metan más desenfoque y lo arreglen. Pero por ahora, el Liquid Glass está más para presumir en redes que para ayudar en el día a día.
Una de las estrellas de iOS 26 es que ahora los accesos directos en la pantalla de bloqueo son interactivos. Es decir, si tienes una app ahí anclada, puedes usarla sin desbloquear el iPhone. Genial, ¿no? Bueno… genial si no vienes de Android, donde esto lleva más de 10 años. Literal.
a no solo ves el ícono del clima, sino que puedes cambiar configuraciones, por ejemplo. El enfoque de Apple es visual, elegante, y como siempre… limitado. Aún está súper controlado por el sistema, pero al menos es un paso.
Sí, es cierto. Apple por fin te deja mover los íconos en la pantalla de inicio sin que se agrupan automáticamente. ¿El problema? Todavía no puedes dejarlos donde tú quieras, como en Android, sino que se ajustan a una cuadrícula y hay espacios predeterminados.
Es como si te dejaran decorar tu cuarto, pero solo con muebles que ellos eligen y solo donde ellos quieren. Eso sí: ya puedes hacer una pantalla vacía si quieres. Apple te da libertad, pero como si estuvieras con correa.
¿Te has fijado en los toggles de control? Apple por fin los hace más útiles. Ahora puedes cambiar el WiFi o Bluetooth sin salirte del Centro de Control, y puedes personalizar más accesos directos. Hasta puedes tener más de una página de ajustes rápidos.
Eso sí, la estética sigue siendo 100% Apple: limpia, minimalista y sin ruido. Pero esta mejora era una deuda. Android lo hace desde hace rato y con mucha más flexibilidad.
Aquí sí hay que darle su punto a Apple. Siri ahora entiende mucho mejor lo que dices aunque debo aceptar que Dios por el amor a Dios hay que repetir muchas veces para obtener el resultado deseado, al final dentro de las mejoras SIRI responde con más contexto y es más natural. Y sí, la voz cambia, se nota más fluida. Además, se integra mejor con la interfaz: ya no te saca de lo que estás haciendo, sino que aparece con un resplandor en la pantalla y responde encima de todo.
¿Lo mejor? Puedes escribirle en lugar de hablarle. Una función tan básica… pero que Apple apenas ahora está implementando. Una vez más, tarde pero bien.
Esto es tan básico que da risa: ya puedes cambiar el tono de llamada sin tener que conectar el iPhone al PC o usar apps de terceros. En serio. En pleno 2025, esto apenas es novedad en iOS.
Android lo permite desde que existían los politonos. Pero bueno, gracias Apple. Ya no tenemos que pasar por GarageBand ni usar trucos dignos de hacker ruso para poner nuestra canción favorita de ringtone.
La app de Cámara en el iPhone antes era un desastre. Literal. Desde que Apple empezó a meter más lentes y modos, eso parecía una pista de obstáculos: que si el modo retrato, que si el panorama, que si la Live Photo… y todo escondido como si no quisieran que lo usaras.
Pero con iOS 26, por fin la arreglaron. Ahora todo está donde debe estar. Abres la cámara y tienes lo básico: modo foto, modo video, y si quieres más, simplemente deslizas. Nada de puntos confusos ni menús escondidos.
Y lo mejor: las opciones clave están a un solo toque. Puedes cambiar entre 24 y 48 megapíxeles sin salirte de la cámara, encender o apagar el flash sin hacer yoga con los dedos, elegir si quieres la foto en formato cuadrado o 16:9, activar la Live Photo… todo desde la pantalla principal.
Ahora sí parece una app hecha para usarla en el momento, no para perder el instante buscando dónde cambiar la resolución.
Apple Intelligence es sin duda alguna el talón de Aquiles y no se siente que estás de segundo, se siente que están demasiado atrás, no lo voy a negar lo que ahora hace, lo hace muy bien, pero son cosas que los competidores tienen demasiado potenciado.
Lo que Apple mostró en la WWDC es interesante, sí, pero… si no lo podemos probar, si no lo tenemos completo, si no lo tienen optimizado es como ver comida desde la ventana cuando uno tiene hambre. Por ahora, iOS 26 no tiene esa IA maravillosa que todos vimos en la Keynote.
Por fin el Centro de Control no es solo para verse bonito. Ahora puedes personalizarlo como tú quieras, agregar accesos directos útiles, cambiar el tamaño de los botones, y hasta tener varias páginas. Es decir, el Centro de Control ahora sí es un control real.
Y lo mejor: ya puedes cambiar de red WiFi o dispositivo Bluetooth desde ahí, sin tener que entrar a Ajustes. Aplausos, Apple. Esto se pedía desde hace siglos.
Siri ahora entiende mejor, responde sin sacarte de lo que estás haciendo, y aparece con una animación cool en la parte inferior. Se siente más fluido, más útil, y además puedes escribirle en vez de hablarle. ¿Tardaron? Sí. ¿Quedó bien? También.
La app de Fotos se ve más moderna, y todo está más a la mano. Ya no tienes que volverte loco buscando tus imágenes favoritas o los álbumes automáticos. Todo está más simple. Minimalismo bien hecho.
Ahora los botones de la pantalla de bloqueo pueden ser interactivos, puedes mover widgets, y se siente más útil. Le puedes poner accesos como la linterna, cámara, temporizador, etc., y todo se ve más fluido. Una mejora que, aunque tardía, se agradece.
Ya puedes cambiar el tono de llamada sin drama, sin conectar al computador, sin usar GarageBand. Es como si Apple por fin nos hubiera quitado el castigo. Esto era lo más básico del mundo y ahora se puede hacer sin complicaciones.
Sí, puedes mover íconos, pero Apple todavía no te deja colocarlos donde tú quieras. La cuadrícula sigue ahí como la maestra que no te deja decorar tu pupitre. Puedes dejar espacios en blanco, sí, pero libertad real no hay.
La famosa “Apple Intelligence” suena increíble… pero por ahora no la puedes usar. Si estás en Latinoamérica, toca seguir esperando. Lo que Apple prometió en la keynote todavía no aterriza, así que no te emociones. No está ni en español.
Esto es fuerte: muchas funciones de IA solo estarán en iPhones con chip A17 Pro o los nuevos M1 para arriba. O sea, si no tienes un iPhone 15 Pro o superior… buena suerte. Te toca mirar de lejos las novedades más top.
Sí, mejoró. Pero Siri todavía no tiene el nivel de IA real como la de Google Gemini o incluso Alexa en algunas cosas. Falta más conversación fluida, más contexto, más versatilidad. Es un paso, pero no un salto.
Aunque el sistema ha abierto un poquito más las puertas, todavía hay muchas limitaciones para apps externas. En Android puedes cambiar el launcher, modificar mil cosas. En iOS, estás atrapado en el ecosistema… solo que ahora con más colorcitos.
Sí, pero sin ser excesivo. Es un buen paso, mejora lo necesario, y le da aire nuevo al iPhone. Pero sigue sintiéndose como un sistema que reacciona, no uno que revoluciona. Si tienes un iPhone compatible, dale una probadita. Pero no esperes magia: esto es Apple aprendiendo lo que Android ya sabe desde hace rato.
Claro, tiene mejoras. Y no son pocas. Pero no son revolución: son evolución forzada, ajustes necesarios para no quedar mal frente a Android. Apple está reaccionando, no innovando.
¿El sistema es fluido, bonito y confiable? 100%.
¿Ahora está más cerca de lo que hace Android desde hace rato? También.
¿Se siente como una copia elegante con toques propios? Sin duda.
Apple está aprendiendo. A su ritmo. Con su estilo. Pero cada vez más nos recuerda que ya no es el que lidera… sino el que perfecciona lo que otros inventaron.