
BBC
Estados Unidos ha comenzado a reemplazar las torres de comunicaciones de Huawei en Panamá, como parte de sus esfuerzos por contrarrestar la influencia china en la región.
Paralelo a la visita del Secretario de Estado, Marco Rubio, y del Secretario de Defensa, Pete Hegseth, quienes buscan frenar la injerencia de Beijing en el hemisferio, la embajada de Estados Unidos en Panamá anunció que está sustituyendo torres de telecomunicaciones de Huawei Technologies Co. por tecnología estadounidense, con el objetivo de reducir la presencia china en la infraestructura crítica de la región.
El presidente Donald Trump ha solicitado repetidamente a Panamá que combata la influencia china sobre el Canal de Panamá y ha reiterado que, de ser necesario, podría retomar el control de la vía marítima. El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, ha rechazado estas afirmaciones y ha reafirmado la soberanía del país sobre el canal.
Desde Washington se informó que el gobierno de EE.UU. trabajará con el Ministerio de Seguridad Pública de Panamá para instalar siete nuevas torres de telecomunicaciones en los próximos dos años, utilizando “tecnología estadounidense de confianza” en sustitución de los equipos de Huawei instalados previamente, según detalló la embajada en un comunicado oficial.
Se espera que el proyecto tenga un costo estimado de 8 millones de dólares, financiados por el gobierno de Estados Unidos.
“EE.UU. viene trabajando para contrarrestar la maligna influencia china en nuestro hemisferio, haciendo que el continente americano sea más fuerte y seguro”, señaló la embajada, aunque no especificó qué fabricantes serán utilizados en el reemplazo.
Huawei, con sede en Shenzhen, no hizo comentarios inmediatos respecto a las declaraciones.
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Colombia se une a la Ruta de la Seda: China acelera su avance estratégico en América Latina

Con la reciente firma del presidente Gustavo Petro que adhiere a Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, también conocida como la Ruta de la Seda del siglo XXI, China continúa fortaleciendo su presencia geoestratégica en América Latina. Esta movida convierte a Colombia en el país número 22 de la región en vincularse formalmente al megaproyecto global liderado por Beijing, consolidando un patrón de influencia creciente que ahora se institucionaliza con un nuevo plan conjunto con la CELAC.
Presentado en mayo por el presidente Xi Jinping durante la apertura del Foro China-CELAC, el Plan de Acción 2025-2027 establece una hoja de ruta ambiciosa en cinco pilares: Solidaridad, Desarrollo, Civilización, Paz y Conectividad entre Pueblos. Este acuerdo busca reforzar la cooperación en áreas clave mientras promueve un discurso de respeto mutuo, pero su trasfondo geopolítico plantea desafíos importantes para la autonomía regional y la seguridad estratégica de actores como Estados Unidos.
El giro estratégico de Beijing en América Latina
Según el análisis de Leeland Lazarus publicado en Americas Quarterly, este plan representa el intento más estructurado de China para institucionalizar su rol en el hemisferio occidental. Con la influencia de Estados Unidos en retroceso y una creciente necesidad de financiamiento e infraestructura en la región, Beijing está ocupando el espacio vacante con una narrativa de cooperación Sur-Sur y desarrollo compartido.
Un dato revelador: China ya ha superado a Estados Unidos como principal socio comercial de América del Sur, con un intercambio bilateral que alcanzó los 518 mil millones de dólares en 2023. Las proyecciones indican que esta cifra podría superar los 700 mil millones de dólares en la próxima década, según fuentes citadas por Americas Quarterly.
Más que diplomacia: empresas chinas lideran sectores clave
Aunque la inversión directa del Estado chino ha mostrado una ligera contracción, sus empresas privadas y estatales han aumentado su protagonismo en industrias estratégicas como tecnología, telecomunicaciones, energías limpias, minerales críticos y movilidad eléctrica. El nuevo enfoque económico, reflejado en el plan con la CELAC, prioriza la expansión comercial, el desarrollo tecnológico y los vínculos sociales, en lo que algunos analistas ya consideran una nueva forma de diplomacia de influencia.
¿Qué está en juego?
La creciente presencia de China en América Latina plantea una serie de interrogantes para los gobiernos locales: ¿hasta qué punto se compromete la soberanía nacional en la búsqueda de inversión extranjera? ¿Qué implicaciones tendrá esta alianza para las relaciones con Estados Unidos y Europa? ¿Está la región preparada para negociar con equilibrio frente al gigante asiático?
La inclusión de Colombia en la Ruta de la Seda reconfigura el mapa geoeconómico regional y marca un punto de inflexión para la política exterior del país. La integración latinoamericana al modelo chino ya no es una posibilidad futura: es una realidad en marcha.